domingo, 8 de abril de 2012

...En el karaoke los personajes de aquella esquina fueron...

4 mujeres, 4 hombres son 4 parejas, dejando de lado que existen como 4 militares y 4 estudiantes.
Vienen de 8 habitaciones lejanas; 4 están en 1 cuartel militar y las otras 4 en 4 casas con problemas económicos.
La soledad en cada una de las 8 personas se ¨huele¨ superior a la sin razón de entregar besos...
La alegría de crear juegos con las manos es ¨prioritaria¨ al pensar que la noche se acaba...
La entrega de compañía se lee como ¨callar¨, de esa necesidad mutua de salir corriendo, en busca de minutos tranquilos...
La susceptibilidad lejos de ser un espacio residencial, sucumbió de su escondite, para esfumarse en el viaje que las letras y ese ritmo triste de ¨Enamorada y Herida de Marisela¨ fue entonada por las presentes...
El pudor de sentirse cohibido por tal canción femenina hizo que aquellos hombres de igual contextura cabezal, pincharan su flameante corazón solitario y dolido con la canción ¨Sublime mujer de Vicente Fernández¨.
Todo se tornaba como una batalla sexual. Una batalla en la que los golpes eran dados desde el interior mismo de los contendientes. Golpes que no se dejaban notar por su crudeza misma. Crudeza que por ser inútil no se quería dejar ver.
En toda esa guerra hubieron marcados perímetros, como aquella en la que Héctor fue acabado por Aquiles donde todo sucedió al rededor del respeto a la palabra de uno mismo.
Al final, luego de rodar y rodar y rodar el tiempo los recogió, como esas hojas que dan principio a continuar rondando y rodando por minutos de minutos... Decidieron terminar su muestra escondida de sentimientos en un ¨vamos a bailar¨...
Las mujeres aceptaron con el fiel compromiso interno de esperar, hasta que la mentira de ¨al final¨ se haga clara en sus rostros... (.)
El fiel testigo...

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